¿A quién no le gusta conocer un sitio nuevo? Todos los estudiantes
estamos deseando tener unos días libres para poder viajar con nuestros amigos y
desconectar. Conocer nuevas culturas, tener nuevas experiencias y quizás
practicar un poco de inglés. Pero... todo esto nos gusta muchísimo más si
nuestros bolsillos no se resienten. Viajes low cost es lo que todos aquellos
que todavía no tenemos ingresos propios estamos buscando.
Hace unos días hemos vuelto de un viaje “bueno, bonito y barato” a
Estambul y en la entrada de hoy os contamos algunos de los secretos para que os
salga más económico. Lo primero, y más importante, es conseguir unos billetes
de avión asequibles. En este caso, el vuelo no será lo más barato ya que
compañías low cost como Ryanair no viajan a Turquía. Pero si estáis atentos a
las ofertas, podéis encontrar alguno por 150 euros en Iberia o Turkish
Airlines.
En cuanto a los hoteles, podemos encontrar desde los más lujosos a los
más económicos. En nuestro caso elegimos un hotel pequeñito que se sitúa en la
plaza Taksim, a 15 minutos en tranvía del centro. En esta zona hay muchos
hoteles de las mismas características en los que se puede dormir por 20 euros
la noche y cuentan con una pequeña cocina en la habitación.
La comida también es muy barata. Las calles están llenas de puestos de
los auténticos Kebabs que puedes conseguir por un par de euros, además de
multitud de carritos en los que venden repostería y frutos secos. Si queréis
comer algo típico de Estambul, también podéis hacerlo en los restaurantes que
se encuentran debajo del puente Galata, en el que se puede disfrutar de un buen
plato de pescado recién cogido del mar Bósforo.
Otro de los puntos clave del viaje a Turquía es el bazar. Un laberinto
de 60 calles en las que se encuentran todas las imitaciones, habidas y por
haber, de las marcas más caras y conocidas. Aquí podéis comprar zapatillas
Nike, Converse, o bolsos de los mejores diseñadores por aproximadamente 20
euros.
Así que ya sabéis, si os apetece viajar, no os lo penséis y romped la
hucha del cerdito. Con poco, también se puede.
Elsa Álvarez
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